Somos testigos de una Revolución Comunicacional estremecedora. En un pasado no demasiado lejano (de dos a tres décadas atrás), cualquier estudiante universitario recorría las librerías en busca de los textos, algunos casi imposibles de encontrar, que necesitaba para sus investigaciones y repasos.
Me tocó, como estudiante, una época en la que el dólar había pasado la barrera de los 4,30 Bs. Me refiero a la década de los ochenta en Venezuela, específicamente. Prácticamente no se estaban importando libros de las grandes editoriales de Argentina y España, por lo que comenzamos a valernos cada vez más de las bibliotecas y de las fotocopiadoras. Colombia vino a surtirnos de muchos de los títulos que habían desaparecido de los estantes de las librerías.
Poco a poco los estudiantes nos acostumbramos a la cacería de libros y, los que pudimos, llevamos a feliz término nuestras carreras. Nuestros trabajos los entregábamos manuscritos o a máquina, si estaba a nuestro alcance tener una máquina de escribir manual o, como apareció posteriormente, una eléctrica. Así, como nos enseñaron en nuestras universidades, aplicamos nuestros conocimientos en las distintas empresas a las que dedicamos nuestro tiempo laboral. Muchos de los que decidimos seguir los pasos de nuestros maestros, fuimos profesores, instructores y facilitadores con herramientas muy básicas: pizarrón, tiza, borrador, láminas de papel bond o de cartulina, marcadores, y los más avanzados: diapositivas, láminas de acetato, proyectores de acetatos y de diapositivas y quizás un reproductor de casettes, televisor y videocasetera (Betamax y VHS).
Diez años después (en la década de los 90), nuestros hijos tuvieron la oportunidad de ver nacer y desarrollarse otras tecnologías: el celular y el DVD. Si había problemas para conseguir alguna bibliografía, seguían existiendo las viejas soluciones de la biblioteca y la fotocopiadora, pero ya había aparecido en nuestras vidas la computadora. Comenzamos a ver las enciclopedias, los diccionarios y otros recursos, en Disco Compacto. Los trabajos que presentaban nuestros alumnos podían ser realizados en procesador de palabras, o podían hacerlos en computadora e imprimirlos; luego, aceptamos que nos los entregaran en diskette y así podíamos aprovechar de grabarlos si tenían interesantes datos. La Encarta era la herramienta de mayor uso para los estudiantes. Lo que a nosotros nos tomaba mucho tiempo investigar en una biblioteca pública, podía ser encontrado por un alumno en breves momentos gracias a estos Cds. Adicionalmente, apareció una herramienta fenomenal: el scanner. ¿Cuántos libros no fueron escaneados para facilitar el acceso a sus contenidos?
En otro orden de ideas y como otro ejemplo de cómo cambiarn las cosas en estos últimos treinta años, para ir al cine en mi adolescencia, debía hacer una inmensa cola para comprar los tickets de entrada, así que hasta la diversión era un proceso de mucha paciencia. Hoy por hoy puedes comprar las entradas con anticipación por internet, pagar con tarjeta de crédito por una cajero automático o comprar la película para verla en DVD.
¿Qué está viviendo esta nueva generación de estudiantes? Entra en Internet, en un buscador coloca el tema de su interés y en un instante tiene un listado de sitios y páginas en donde puede hallar información sobre lo que quiere investigar. Los maestros más avanzados ya tienen su página web, un blog y/o una wiki, herramientas en as que se apoya no sólo para complementar su trabajo en aula, sino también para facilitar la búsqueda de información porque ésta es abrumadoramente amplia. El contacto con sus alumnos ha traspasado el límite de las paredes de un aula.
No sólo los maestros y profesores están usando Internet como medio de comunicación y como herramienta de trabajo. Muchos otros profesionales han encontrado en las páginas web, en los blogs y en las redes sociales, las vías para informar al público usuario acerca de su especialidad, su profesión, sus productos o servicios, y la manera de contactarlos, haciendo de estas herramientas medios para publicitarse, pero de una manera más directa con el público y sin hacer uso de las técnicas publicitarias tradicionales.
Le invito a revisar estos links como ejemplos del uso de la web 2.0 como forma de comunicación, información y publicidad, en los últimos tiempos:
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